Descripción

En cinco breves capítulos, la autora Guadalupe Pimentel presenta de modo ameno el perfil del primer santo y mártir mexicano. En donde subraya que Felipe de las Casa Ruiz no nació santo, sino que se hizo, puesto que fue un niño travieso, inquieto y alegre. Las dudas en indecisiones en su vacación, propias de la adolescencia, Felipe de las Casas las vivió en carne propia, por lo que sintió la necesidad de abandonar el convento franciscano. Pero en el mundo de los negocios paternos, a los que se dedicó, no encontró la paz y la satisfacción que esperaba, por lo que quiso hacer un segundo intento en la vida franciscana. Aunque esta vez tomó todo en serio y logró terminar sus estudios. Su gran anhelo fue recibir la ordenación sacerdotal en compañía de sus seres queridos en su país, sin embargo, esto no fue posible porque desembarcó en tierras japonesas debido a una tempestad, donde recibió la palma del martirio.